El Senado de Estados Unidos aprobó la noche de este lunes un proyecto de ley de financiamiento provisional que busca reabrir temporalmente el gobierno federal después de 41 días de incertidumbre. Con una votación de 60 a favor y 40 en contra, la cámara alta dio paso a un acuerdo que intenta poner fin al cierre más prolongado en la historia del país, mientras continúan las negociaciones para definir el presupuesto completo del año fiscal 2026.

La medida contempla restablecer operaciones gubernamentales y garantizar el pago retroactivo a más de un millón de empleados federales afectados. Durante el cierre, se cancelaron miles de vuelos en todo el país, se frenaron programas de asistencia alimentaria y se intensificaron los retrasos en aeropuertos, generando un efecto dominó en múltiples sectores.

El origen del estancamiento radica en la disputa entre republicanos y demócratas sobre los subsidios de salud. Cerca de 24 millones de personas, especialmente adultos mayores, dependen de la cobertura vinculada al Obamacare, cuyo futuro sigue incierto si no se alcanzan acuerdos antes de diciembre. Los demócratas presionaron durante más de seis semanas para que los republicanos negociaran la extensión de los créditos fiscales relacionados con los seguros médicos, los cuales expiran el 1 de enero. Sin embargo, la negativa republicana mantuvo congeladas las conversaciones.

La tensión escaló a medida que los impactos del cierre se profundizaban. Programas alimentarios quedaron rezagados, aeropuertos reportaron demoras significativas y cientos de miles de trabajadores continuaron sin recibir salario. Este escenario terminó por fracturar la resistencia demócrata, con cinco de sus miembros cambiando su voto para impulsar finalmente el proyecto de ley provisional.

El acuerdo ofrece un respiro temporal, pero no resuelve el desacuerdo de fondo. Las próximas semanas serán determinantes para evitar que el país repita un escenario similar a inicios de 2026, cuando expire la financiación recién aprobada. El Congreso deberá enfrentar nuevamente la negociación de los subsidios de salud, cuyos efectos podrían impactar a millones de ciudadanos, así como las prioridades presupuestarias que continúan dividiendo a ambos partidos.

Mientras tanto, el gobierno se prepara para reanudar funciones y atender el cúmulo de tareas pendientes que dejó la parálisis más extensa registrada, con la esperanza de que el diálogo político avance hacia un acuerdo más duradero.