Se cumplen 67 años desde que Laika fue lanzada al espacio: La triste historia del primer ser vivo en orbitar la tierra

Este año se cumplieron 67 años de uno de los momentos más icónicos y trágicos en la historia de la exploración espacial: el lanzamiento de Laika, una perra callejera de Moscú, al espacio. Laika, cuyo nombre real era Kudrjavka, que en ruso significa “rizada”, fue la primera criatura viva en orbitar la Tierra a bordo del Sputnik 2. Mitad Husky y mitad Terrier, Laika tenía aproximadamente tres años cuando fue elegida para esta misión que, aunque pionera, también marcaba su destino.
Laika fue seleccionada debido a su naturaleza tranquila y dócil, características que la hacían ideal para adaptarse al limitado espacio de la cápsula. El Sputnik 2, lanzado el 3 de noviembre de 1957, estaba equipado con soporte vital que incluía alimentos y agua, pero la misión no contemplaba su regreso. Para Laika, este viaje era una sentencia de muerte.
El interior de la cápsula estaba diseñado para garantizar cierta comodidad; el espacio era lo suficientemente amplio para que Laika pudiera tumbarse o pararse. La temperatura interna se mantenía a unos 15°C, y un sistema de refrigeración la protegía de posibles sobrecalentamientos. Sin embargo, a pesar de las precauciones, Laika no sobrevivió mucho tiempo. Se estima que falleció aproximadamente siete horas después del lanzamiento debido al estrés y las altas temperaturas, aunque algunos informes sugieren que pudo haber sobrevivido hasta cuatro días.
El satélite Sputnik 2 continuó orbitando la Tierra durante cinco meses, completando 2.570 vueltas antes de reentrar en la atmósfera terrestre el 14 de abril de 1958, desintegrándose en el proceso.

Aunque muchos consideran que su sacrificio fue necesario para el avance de la ciencia, esta historia sigue planteando preguntas éticas sobre el uso de animales en experimentos científicos. Hoy, 67 años después, la historia de Laika resuena como un recordatorio de que el progreso no debe lograrse a expensas del sufrimiento de seres indefensos.
Laika, “La Pequeña Ladradora”, nunca regresó a la Tierra, pero su legado sigue vivo, recordándonos que siempre hay otra manera de avanzar, una que no implique la vida de inocentes.